miércoles, 20 de marzo de 2013

Importancia del entorno. Familia latina una ventaja?


Impacto de los cambios en la estructura familiar en el desarrollo del individuo







Norma c Echavarría.

La familia es la estructura básica y fundante de nuestra sociedad.

Podría considerarse la responsable del cuidado y el desarrollo de los individuos que forman parte de ella, la encargada de transmitir los valores y las normas sociales a sus descendientes, preparándolos para su funcionamiento e inclusión en el sistema social.
Fundamentalmente, es en ella donde un individuo cultivará su “ser” su verdadera persona, logrando plena libertad y responsabilidad de sí, para convertirse luego en responsable de sus otros significativos y del mundo en el que vive.
La familia será el sitio donde se desarrollen y practiquen la solidaridad, y reciprocidad desde la convivencia inicial en el seno del afecto y el reconocimiento de las individualidades.
Aprender en un sitio donde la tolerancia, el aliento y la comprensión, permitan reintentar a pesar de reiterados obstáculos.
La familia no solo tiene la tarea de nutrir, proteger y enseñar a los nuevos individuos, sino que el desarrollo emocional, será una tarea trascendente para la generación de una base segura y un sí  mismo a partir del cual poder individualizarse. Y para ese desarrollo, la pertenencia, el afecto y la contención son ingredientes básicos.
El desarrollo de un sujeto es un proceso, que implica etapas donde progresivamente la seguridad permite accionar en busca de lograr objetivos propios.
La interacción, y el apoyo familiar deberán incluir reglas y límites progresivos, que estarán a cargo de cada grupo parental, valores individuales que serán propios de cada grupo.
La vigilancia de los padres, y diferencias en la “permisividad” marcarán de una manera progresiva, cuales serán los comportamientos aceptados, y cuales deberán modificarse.
Reglas claras, pautas firmes y afecto desarrollado en la pertenencia serán ejes de este proceso. Muchos padres afectados ellos mismos sin saberlo por el TDAH no logran transmitir mensajes claros, ni sostener pautas y mutan de la mayor flexibilidad y permiso al caos cuando desbordan.
La familia, tiene así funciones irreemplazables, para el despliegue de un individuo en su potencial determinado biológicamente.
La aceptación del individuo en el núcleo familiar será por lo tanto una condición fundamental que trasciende las necesidades biológicas de supervivencia.
El reconocimiento de las individualidades, dentro de un marco de valores y principios, debería permitir que en un mismo seno familiar se respeten las características de sus miembros.
El contacto físico, la contención emocional, la posibilidad de apoyo y sostén son trascendentes en ese proceso.
Equivocarse en el aprendizaje, es una regla, pero recibir la contención frente a la frustración, el estímulo y el reconocimiento de aquello que estuvo bueno, ayuda a sobrellevar los golpes y las caídas.
Cuando en el seno de la familia, uno o mas integrantes presentan problemas, que generan mayor cantidad de situaciones estresantes, el clima necesario para el crecimiento también va haciéndose mas complejo.
Una familia que transmita seguridad generará una mayor satisfacción entre sus integrantes.
Sin embargo la familia, constituye una construcción social que no ha escapado a la evolución de la sociedad humana. O en mi visión una involución.
 Y con este factor nos encontramos con la menor posibilidad de contar con su soporte cuando algún integrante está afectado por algún problema.


A partir de la industrialización, y el aumento de la división del trabajo, se produjo una ampliación del ámbito social, con una contracción de la familia nuclear.
La cultura ha ido evolucionando, ubicando a la estructura familiar en posiciones diferentes.
Una red social mayor, pero menor contacto y tiempo familiar.
Una vida de estímulos continuos y constantes demandas, donde el surgimiento de la insatisfacción se centra en la falta de cosas materiales, y paradójicamente una visión de bienestar como un bien mas que  puede comprarse con dinero.
Trabajos más exigentes y competitivos, desarrollan hoy una nueva forma de esclavitud, una esclavitud envasada en camionetas 4 x 4, o todo terreno,y casas enormes, viajes envasados, e instrumentos electrónicos que agonizan en la permanente cultura de lo temporario.
Todo es momentáneo, todo debe reemplazarse por lo nuevo.
El valor dejo de lado el cuidado y la virtud de ver envejecer nuestras posesiones, o la satisfacción de heredarlas de nuestros ancestros.
La sociedad no acepta el envejecimiento, la sociedad ha perdido el rumbo distraída, y persiguiendo un éxito efimero y externo.
En una cultura de cambios permanentes, la familia no ha escapado a una mutación de paradigma.
Injusticias, ambiciones desmedidas, agendas desbordadas, tiempos insuficientes, deshumanización de los vínculos, violencia, impunidad, egoísmo, perdida de identidad comunitaria, son algunos de los cambios que signan al sujeto que tiene que desarrollarse en ese medio.
La inestabilidad, la inseguridad, la cultura de lo perentorio y lo descartable, pasan a ser eje dentro de una sociedad fabricada por un mercado de consumo que tiraniza sujetos a adquirir posesiones, para cubrir apariencias dentro del paradigma del nuevo concepto de éxito.
En una familia modificada en sus valores y prioridades, la lealtad y el vínculo de familia han perdido protagonismo.
Entonces los sujetos buscan seguridad, apoyo y recursos para satisfacer sus necesidades afuera de ella.
La mayor ausencia física de padres ocupados, generando recursos que satisfagan el nuevo paradigma, deja a muchos niños en riesgo, en el tiempo de crecimiento de los valores imprescindibles.
Mayor drogadicción, mayor delincuencia, alcoholismo, fracasos y deserción escolar, son consecuencias mensurables de este cambio.
Es en este contexto sociológico, que pienso en las ventajas de vivir en Latinoamérica.

La familia hispanoamericana diría haciendo extensivo el modelo a nuestros hermanos de España (si bien recibieron y reciben la enorme influencia que proviene de países desarrollados en mayor expresión, aún se resisten a perder su estructura histórica) conservando aún un modelo familiar como pasado de moda,  siento que a gran velocidad cotidiana va importando y copiando ese nuevo modelo despersonalizado.
Nuestras familias  se inician aún a partir del matrimonio, que tiene aún el peso social y religioso del prestigio, y los valores, aún sobreviven en una sociedad bombardeada por estímulos.
Aún hoy, en una sociedad poco justa, donde la inseguridad del trabajo, la dificultad de acceso a viviendas dignas, educación, justicia y salud son bienes para pocos, la familia latina persiste en la lucha por no desaparecer. Y a ello doy gracias.
Cuando un niño nace en el seno de una familia, rodeado de afectos y seres que acompañan su crecimiento y desarrollo, éste tiene una mayor posibilidad de transformarse en un adulto sano.
Aún frente a las dificultades económicas es frecuente observar como la familia extensa, abuelos, tíos, primos y parientes, permanecen en contacto.
La figura de los abuelos, el respeto por la opinión de los mayores, aún persisten en medio de la balacera ocasionada por una sociedad en decadencia.
Pienso cuando viajo, algo que hago con frecuencia por mi trabajo, en las familias de amigos del país del norte, no todos, pero si obligados por un sistema de estudios que los desarraiga temprano.
Demasiado temprano si tienen dificultades ejecutivas, y emocionales.
Sus hijos tienen poco o ningún conocimiento de su historia, muy poco contacto con sus abuelos, y se alejan a miles de kilómetros de sus hogares separándose de sus raíces.
Si bien la mayor importancia de la influencia familiar se encuentra en los primeros años de vida, aún los que descendemos de españoles, italianos, o criollos, mantenemos la costumbre de cultivar nuestros vínculos cercanos toda la vida.
Los recuerdos familiares, no demasiado lejanos, marcaban casas grandes, abiertas, donde los hijos incorporaban sus familias, y los abuelos mantenían el rol jerarquizado de  sabios consejeros.
La comunidad del barrio, los vecinos, los amigos también se incluyen muchas veces entre los seres dispuestos a generar una red solidaria y contenedora.
En pocos barrios actualmente persisten las viejas costumbres de juegos comunitarios, niños en bicicleta, o jugando en las plazas o terrenos cercanos.
A pesar del surgimiento de barrios cerrados, por la creciente inseguridad, la sociedad latina conserva la modalidad de identidad barrial.
Yo honro la simpleza de los vínculos humanos.
La familia como eje fundamental, se ha visto fuertemente amenazada por la presión ejercida por los cambios en la economía.
Hoy un 70% de las madres de familia, trabajamos.
Pero aún no se ha perdido la importancia de la maternidad, aún se conserva la importancia de la figura materna, durante la crianza de los hijos.
El apoyo de los abuelos, tíos, hermanos mantiene el concepto de identidad.
En medio de esta transición, es que quisiera recalcar, que es para los países latinos, de un enorme valor sostener y resistirse a la pérdida de identidad cultural.
Si pensamos en el surgimiento de mayores tasas de prevalencia de trastornos de la Salud mental, uno de los argumentos válidos para tal circunstancia, puede ser la disminución en la calidad de vida del sujeto expuesto a nuevas y constantes exigencias.
Estrés laboral, trastornos de ansiedad, depresión, estrés postraumático frente a la exposición más frecuente de situaciones de violencia, afectan a la familia como una totalidad.
Niños que nacen en familias donde sus padres están menos horas disponibles, o llegan después de un largo día de frustraciones, recibirán como consecuencia menor apoyo y seguridad.
En mi país aun se conservan para una buena parte de la población, la posibilidad de contar con personal auxiliar, doméstico, mucamas o niñeras, que en países desarrollados se torna casi inaccesible económicamente, que viven junto a las familias en muchos casos, colaborando enormemente en las tareas domésticas.
Esto permite a las madres focalizarse más en los niños, o aliviar la gran carga que soportan entre el trabajo fuera de casa y los quehaceres domésticos.
La figura de las nanas, de las niñeras, en las familias latinas, forma parte aún de un estilo de vida mas centrado en la importancia de la permanencia de los niños en el hogar.
Evitan así el traslado a guarderías, que con frecuencia sufren cambios de personal, siendo los niños cuidados por muchas “caras diferentes” en un corto período de tiempo. Y esas mujeres, nanas, empleadas, se tornan parte de nuestras familias, haciendoles tostadas a nuestros hijos, y por que no a nosotras cuando volvemos agotadas.
Hago énfasis en el rol protector de la estructura familiar, pues en mi experiencia terapéutica, he encontrado fascinante utilizar el recurso de inclusión del grupo nuclear al espacio terapéutico.
Un sujeto que enferma en el seno de una familia, debe recuperarse dentro de la misma.
La toma de conciencia acerca de la importancia del rol del grupo nuclear en el proceso terapéutico, remarca la necesidad de modificación de encuadres poco efectivos.
Encuadres que consideran a otros miembros de la familia de origen, como elementos perturbadores, por el solo hecho de acercarse al tratamiento, jamás podrán ejercer un cambio sostenido de ese individuo.
La posibilidad de recrear un contexto que actúe en forma similar a una red de apoyo familiar, me ha permitido en varios años de trabajo en talleres grupales, inferir que es con otros pares, con otros que padecen, que un sujeto quedará habilitado para el cambio.

Los talleres grupales de pacientes adultos con Déficit de Atención e Hiperactividad, cubren varios aspectos significativos dentro del proceso de la búsqueda del alivio, o la mejoría.
La posibilidad de compartir un espacio, de generar vínculos estrechos, de sentir la seguridad de una guía flexible pero que a su vez los dirige hacia un objetivo común, genera en aquellos que comparten el trabajo, la recreación de la seguridad de un reaprendizaje en un entorno seguro.
Promover el trabajo en un encuadre que intenta reunir características centradas en la fortaleza de los vínculos, la seguridad y la aceptación mas allá de los síntomas, permite establecer un modelo de comunicación que ayuda al sujeto a reinsertarse.
Teniendo en cuenta la importancia de la identidad cultural, es que generamos encuentros donde mas allá del trabajo terapéutico, la reunión se realiza en un marco de cordialidad, cercanía e informalidad.
Mate, café, te con medialunas, ayudan a sujetos que llegan muchas veces desvalorizados, inseguros, y aislados por sucesivos fracasos y frustraciones, a generar el punto de partida de nuevas estructuras vinculares, como los latinos solemos festejar en torno a ricos platillos, el afecto se manifiesta también en reunirse y comer juntos algo rico.
La manera, puede parecer poco formal, pero no lo parece lo es.
Lo es intencionalmente.
Lo que no implica que carezca de seriedad profesional.
Los sujetos así vinculados, van armando una red que les permite lograr la aceptación de su problema, y el entendimiento de las consecuencias frente a la cronificación de sus síntomas.
Muchos individuos que ya realizaban tratamientos estandarizados, es sesiones de terapia individual, y controles farmacológicos, pudieron conseguir el bienestar que esos encuadres aislados no le permitían.
El Trastorno por Déficit de Atención, TDAH, es un problema que afecta a muchos sujetos, un 5% de la población adulta lo padece.
Muchos de ellos, carecen de diagnóstico, y los pocos que han consultado, lo han hecho por la presencia de patologías que coexisten con el TDAH.
Depresión, distimia, trastornos de ansiedad, el más conocido de ellos por su crisis, es el “ataque de pánico”, (en realidad Trastorno de Angustia), pérdidas laborales, fracasos matrimoniales, conductas adictivas entre las mas frecuentes, pasan a primer plano y son tratadas por especialistas que ignoran la presencia del TDAH. Así se ven privados de la posibilidad de tratar un problema que los afecta en forma crónica y severa, y que tiene una excelente respuesta al tratamiento médico.
Con la intención de ampliar el espectro de los recursos terapéuticos en este tema, implementamos hace ya varios años la modalidad de trabajo en talleres psicoeducativos, y terapéuticos.
Aquellos profesionales que pertenecemos a países de Hispanoamérica fuimos y somos muchas veces influenciados por factores culturales anglosajones, países que gozan de la posibilidad de recursos para la investigación científica.
La excelencia de éstos nos lleva en muchas oportunidades a enriquecernos académicamente, pero por otra parte los enfoques planteados para su abordaje terapéutico no permiten obtener resultados tan positivos.
Nuestra sociedad, necesita enfoques que no ignoren su cultura, sus costumbres, sus paradigmas, y el solo hecho de planificar tratamientos a la “medida” de los individuos como seres pertenecientes a una cultura nos habilitará a conseguir mejores resultados.
Como conclusión, creo que aquellos que pertenecemos a países que en muchas áreas carecen de recursos, debemos recalcar la importancia de los recursos que residen en el seno de los vínculos humanos, que aunque amenazados aún persisten como una fortaleza de nuestras sociedades.
Redimensionar la importancia de pertenencia cultural, incluyendo las formas de comunicación no verbal, en los tratamientos, permite que es sujeto mejore con menor inversión de tiempo.
Un individuo enfermo, va a sanar o mejorar en el mismo medio en el que enfermó, y rodeado de sus propios recursos.
Con la idea de compartir este proyecto es que esperamos su desarrollo y su difusión haciendo extensivo este modelo a todos.
 
Dra. Norma Echavarria 
Medica Psiquiatra
TDAH en adultos.
Athentun
asociacionathentun@gmail.com
2013  
 
 
  

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