Tiempo de
reparaciones
Dra. Norma C.
Echavarria
¿Qué importancia ejercen los obstáculos en la
capacidad de un sujeto de aprender?
Creo que el aprendizaje esta frecuentemente
centrado en la superación de los mismos.
Si el aprendizaje no tuviera obstáculos,
estaría en nuestra zona de confort, y en ella no es factible encontrarnos con lo nuevo.
Cuando aprendemos transitamos zonas que
nos desafían a sortear obstáculos, no por ello implica pasarlo mal, porque los obstáculos pueden tornarse en siempre en desafíos.
¿Habrá acaso un porcentaje que indique el balance adecuado entre intentos exitosos e intentos fallidos?
Individuos
agotados de transitar por un camino de fracasos permanentes,
dificilmente crecerán con optimismo, y frustrarse y fracasar consecuentemente dejará la motivación de aprender en muy mal estado.
Sujetos que acostumbrados a las críticas
pierden sus esperanzas de ser alguna vez postulados en la terna del “Oscar”,
lógicamente viven sumergidos en la profundidad de la desesperanza.
Y si no lo hacen, mi apreciación es que aún no se han dado cuenta.
Y si no lo hacen, mi apreciación es que aún no se han dado cuenta.
Cada una de las marcas que le dejaron los
tropiezos y fracasos personales, forman una especie de mapa indeleble que lo
signa a permanecer viviendo la angustia como un estado emocional permanente.
No encajar “en la frecuencia esperable”, es
desde niño lo que lleva a que a muchos sujetos se los presione, y condicione.
Y en los múltiples intentos de ingresarlo en el
patrón estándar se le “mutilan” literalmente aspectos de su personalidad.
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Muchos sujetos
afectados de tristeza y desazón, tejieron la trama en la que viven, durante
años de silencio y desvalorización.
Muchos otros guardan la angustia de ser
descubiertos, ocultándose detrás de múltiples actividades que los gobiernan,
compelidos a no detenerse por ser acechados por la tristeza en forma
implacable.
La sombra de ser
diferente al resto ha generado un trabajo que nunca parece detenerse.
Aquellos que parecen superar las barreras de
estas diferencias, pueden hacerlo involucrados en ser lo que los otros desean
todo el tiempo, y terminan así escribiendo los guiones de sus complacientes
personajes, con los que terminan confundiéndose.
Creo conocer algo de
la sensibilidad extrema de estos individuos.
Pues soy uno de ellos...
El vibrar con la vida, que debería ser un don
preciado, muchas veces se presenta en una forma casi incompatible con el
desarrollo de nuestro ser.
Soñar, permitirse imaginar mas allá de lo que
vemos, un refugio de momentos de claridad, puede convertirse en una pesadilla
permanente.
He tenido la oportunidad de cruzar mi vida con
muchos otros seres parecidos.
Iguales imposibles, ya que no existen dos
individuos similares, pero si en la banda de la amplitud de frecuencia en la real.Apartados
del camino de lo estándar, descalificados permanentemente, por la rígida
valoración de sistemas de medida que le son incompatibles, crecen luchando por
su supervivencia.
Seres de piel muy “finita”
y “delicada”, de oídos muy sensibles y ritmicidad propia, padecen el contacto
con el mundo mas de lo que pueden disfrutarlo.
Lograr separar al
sujeto de sus características es lo que finalmente termina de dañarlo.
Por lo cual estoy
totalmente convencida, que para sanar las heridas sufridas hay que recorrer el
camino que permita la reversibilidad de este proceso.
He visto muchos sujetos mejorar la perfomance
laboral y académica.
Lograr organizarse y llegar a horario a las
citas.
Aprender a controlar sus impulsos, o su
hiperactividad.
Aprender con el tiempo, obviamente, a manejar
sus dispersiones, y olvidos, o bien, a ponerle sentido del humor a sus
descuelgues.
Mejorar su ánimo es algo un poco más difícil,
pues el ánimo es lo más inestable de todo su bagaje personal.
Víctima de los
múltiples ataques, está condicionado en el aprendizaje de la supervivencia, a
necesitar de la connotación positiva y las sonrisas para manejar su bienestar.
Cada vez que en el entorno, surge un problema,
tiemblan las estanterías y pierde su bienestar como el agua se escurre a través
de un colador.
No tener control de la
energía, o perderle el rastro a los objetos, es estresante, pero es muy poco
comparado con no tener control de las propias emociones.
Es como imaginarse un sujeto cuyo control de
manejo esté en manos de terceros.
Parece algo más que no tener autocontrol, es
como un estado de permanente dependencia hacia el entorno.
Crecer tratando de evitar los conflictos,
crecer sobre involucrándose en forma casi permanente, es un estilo surgido de
la necesidad de garantizarse que nadie pueda modificar abruptamente sus emociones
sin su participación.
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Así es como se va
desvaneciendo el ser que vivía dentro, y necesitaba expandirse.
Se marchita la
autenticidad dándole paso a un falso sí mismo.
Así es como se atenúan o desaparecen las
cualidades positivas, la sensibilidad extrema se transforma en la responsable
final del dolor que termina consumiendo lentamente al sujeto en cuestión.
La creatividad, la espontaneidad, el patrón de
originalidad necesaria para poder identificarlos quedara sumergido en las
tinieblas.
Parece ser esta una situación que
definitivamente termina en un callejón sin salida.
Pero volviendo a pensar en las características
mencionadas en primer lugar, se me ha ocurrido que la reparación de tantas
heridas, debe lograrse con un material que pueda ser incorporado totalmente,
que sea compatible con los “tejidos”.
Cómo un injerto que utiliza una parte de
nuestro cuerpo, trasladándola a otro sitio para compensar una falta.
“Por lo tanto, la idea
que viene a mi mente, es dar a luz al ser sensible recuperándolo desde su
propia sensibilidad exagerada”.
Las cosas sencillas de
la vida, serán en definitiva las encargadas de realizar este trabajo, la recuperación será volviendo a tomar contacto desde los sentidos como
en el principio de la vida.
Sentir el murmullo de la lluvia, permitirse
diferenciar los olores que la acompañan, poder distinguir los pequeños sonidos
de la naturaleza, como gotitas de lluvia, como el sonido del viento y el crujir
de las hojas de otoño bajo nuestros zapatos.
El olor de la peperina en el campo, los
repollitos que flotan en el río, que nos esperan para ser recogidos, atrapando
con ellos la posibilidad del disfrute sencillo.
Mirar detenidamente correr el agua de un río,
sentir el calor del sol en la piel durante una tarde de otoño, el fresco sabor
del agua helada, también estará en esta receta médica para sellar heridas
viejas.
Sentarse en el pasto recién cortado, inundando
nuestros sentidos de olor a verde.
Mirar simplemente como vuela un papelito
gobernado en su recorrido por las ráfagas caprichosas del viento.
Sentir el viento en la cara, la lluvia en el
pelo, la arena tibia en la planta de los pies, son una reparación
irreemplazable!
Amasar pan, plantar una planta, desmenuzar los
terrones de tierra recién punteada, formarán la mezcla perfecta para sanar las
heridas que la medicación no podrá jamás.
Por ello, esta es una invitación a la libertad.
Es una invitación a
volver a la frecuencia original, tan solo debe incluirse que por instantes hay
que circular por frecuencias poco compatibles, cosa que será entonces el
desafío.
Me pregunté muchas veces cual era el motivo
para que seres con esta especial característica se encontraran, a que se debía
que muchos seres similares se agrupasen.
Cómo era posible que hubiese tantas parejas
conformadas de esta forma…
Ahora se me ocurre, que si uno circula en otra
frecuencia, y ésta es una frecuencia no compartida por la mayoría, será más
sencillo entonces ubicar a los otros pocos…
Nada mas atractivo en
un país extranjero que cruzarse a un compatriota!
Pero volviendo a mi propuesta de reparación emocional, sería muy bueno aclarar que las
necesidades para llevarlo adelante, no son demasiadas, ni muy complejas.
Debemos tener presente, que asumiremos la
responsabilidad de ser individuos diferentes.
Será muy desatinado pensar que para poder
disfrutar de la vida desde esta diferencia hay que descomprimirla de
obligaciones y horarios rígidos?
La esencia de el cambio radicará en soltar
amarras!
Abandonar consignas ajenas a los propios
intereses, y recorrer el mundo metido adentro de zapatos de la talla necesaria.
Es mas creo que la realidad marcará muchas
veces la bondad de caminar descalzos….
Caricias de la naturaleza, música suave y
silencios, horas de vuelo en solitario, y mucho amor por ese estilo, serán
parte del boleto de vuelta!
Sanar emociones desgarradas desde la agresión y
la violencia desmedida de la incomprensión, será el objetivo de esta terapia.
Empezar sacándose pues los zapatos tres números
mas pequeños!
Volver a caminar en la senda originaria.
Encontrar las áreas de fortaleza que seguro son
muchas, y abandonar la necesidad de asimilarse a un universo impersonal que
asfixia con ideales vacíos, son necesidades básicas para el cambio.
Aceptación, y conocimiento de las áreas de
fortalezas y debilidades, serán parte del cambio.
Trabajar y superar los obstáculos provistos por
las debilidades, será posible si son consideradas con la aceptación y no la
crítica o el enmascaramiento.
Para
iniciar el proceso de recuperación, solo hace falta abandonar las máscaras.
Vale la pena el intento!
Dra. Norma Echavarría
Norma.cristina.echavarria@gmail.com
www.dranormacechavarria.com.ar
www.athentun.blogspot.com.ar
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